Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto, 

que fueron la desesperación de todos los que vivimos juntos 
en aquel tiempo.
Y en la cara tenía varias dentaduras, y lentes celestes como
el fuego.

Al pasar, por la tarde, parecía el ángel de la devoración con
pie punzó.
Mas, en realidad, amó la luz solar. Comía guindas, llevándose
una a cada boca.
Y sentía temor y amor hacia el Maestro Tigre que llegaba 
en  la noche a buscar doncellas.
Y nunca la eligió.


Marosa di Giorgio, De "La liebre de marzo"  1981
Dibujos: Federico García Lorca. 

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