Fernando Villalba

Soy un hombre común, cualquier uno engañando el dolor con placer he de vivir, de morir, como un hombre común pero mi corazón de poeta me proyecta en tal soledad que a veces asisto a guerras y fiestas inmensas sin volar, sin tener fibras tensas y soy un... Nadie es común, y yo soy nadie cuando entre tanta gente, de repente viene hasta en mi automóvil en el tránsito, viene el profundo silencio de músicas límpidas de Peter Gast. Escucho músicas silenciosas de Peter Gast... ...huésped de los profetas, sin morada...

¿Qué hacen estos pájaros subiendo? Bandada insurrecta de mi sangre. A veces gorriones callejeros. Otras veces sobrevuela, y viene solo el halcón del hambre. Es tanta la percusión de trinos el sueño de aletear como era antes trayéndome la piel de las quimeras. Los sueños de otra sangre. ¿Qué hacer con estos pájaros pintados    del cielo interior de mis paisajes? Soy cóndor planeador en la montaña ruiseñor soñante de la altura. También hornero tibio y cobijante. ¿Qué hacer con esta sed de brisa fresca,    de agüita brava, desbordante    y de otras compañeras? Yo digo que hay verdad en cada vuelo destino al fin del hombre y de las alas. Hay verdad en soltar la piel al viento de las almas. Re escrito del poema "Pájaros Azules" de Ignacio Suárez, "Los pájaros azules y otros tangos",  Botella al Mar, Punta del Este, 2009.

Quien sabe un día me encuentre azul como la noche. Como la noche. Y resplandezca milenios, minutos para Dios. Dos astros y una galaxia como cuerpo. También agua, también. También vos.

Foto: María Gracia Esteban Colibrí besacielo  de Mañatán. ¿Quién precisa suelo? ¿Quién habló del huracán? Besaflor de hielo y metal.

Como autor de la música, me ha tocado ver "Yo elegí ser Evita" en reiteradas ocasiones. Debía prestar atención a detalles técnicos: potencia sonora, tímbrica. Métrica y coordinación instrumental.  Ni una sola vez lo conseguí. La obra hipnotiza desde la primera escena. Conmueve. La sensibilidad del texto de Marta Avellaneda es tan sutil como la intensidad de la interpretación de Mónica Salvador. Aquí está Evita a sangre y fuego. Encarnada, potente. Actual.  Llena de una humanidad que, lejos de separarla del mito, lo crea y lo enaltece a cada momento. Aún en la fragilidad. En especial en la fragilidad. Gracias Marta, por eneseñarnos que la bandera del talento y la sinceridad artística no se debe arriar frente ningún tipo de modismo o necesidad. Gracias Mónica por demostrar que hay virtud de sobra por estos lados, más allá de madonas, tevebobadas y otras boludeces. 

De súbito, estalló la guerra. Se abrió como una bomba de azúcar arriba de las calas.  Primero, creíamos que era juego; después, vimos que la cosa era siniestra.  El aire quedó  ligeramente envenenado.  Se desprendían los murciélagos  desde sus escondites,  sus cuevas ocultas caían a los platos, como rosas, como ratones que volvieran del infinito, todavía, con las alas. Por protegerlos de algún modo, enumerábamos los seres y las cosas:  Las lechugas, los reptiles comestibles, las tacitas...". Pero, ya los arados se habían vuelto aviones; cada uno, tenía calavera y tenía alas, y ronroneaba cerca de las nubes, al alcance  de la manos pasaron los batallones al galope, al paso.  Se prolongó  la aurora quieta, y al mediodía, el sol se partió;  uno fue hacia el este, el otro hacia el oeste.  Como si el abuelo y la abuela se divorciaran. Max Trent sobre "Angels in America"