El último poema, de Mario Quintana
Ayer cumplió algunos años Ana Bertucci. Días atrás, como anticipo de festejo, le recité algunas cosas, compartiendo una Cola light en el bar Alcalá, frente al Templo: la Facultad de Química de Montevideo, donde Anita pergenia curas milagrosas para enfermedades causadas por hongos a partir de extractos del monte indígena uruguayo. Con esto no solo salva personas, sino que intenta preservar la flora nativa. Ana, estabas cocinada en los vapores del febrero uruguayo, pero me mostraste cómo te erizó este poema, pese a la precaria traducción que hice en el momento. Celebrando que los zapatos de gente como vos siguen bendiciendo este mundo con sus pisadas, ayer puse en el papel lo hablado. Aquí, a 3000 mt. En Quito, Ecuador. Con el cielo a un paso. El último poema Mario Quintana Mientras me daban la extremaunción, Yo estaba distraído... Ah, esa manía incorregible de estar pensando siempre en otra cosa! Además, todo es siempre otra cosa - sec...